Como un desaforado labriego enterré mis palas en los surcos de este cuaderno. He ido despejando el cardo peinando la tierra la encía fecunda la cabellera vacía soplando en la fragua del delirio hasta hacer saltar la espiga. Éste es mi pan mi harina enamorada mi sudor de anhelos que te buscan mujer ecuatorial templo definitivo altar de la fertilidad A veces el silencio a veces ciertas fotos viejas arqueológicos naufragios como sarmientos mordían el arado infatigable de mi lengua. Esta siembra insucumbible no teme la agresión de la pezuña pueden invadirla los dientes del olvido puede intentarla el fuego y el rumbo lóbrego del pus no hay silencio para el verso escrito si ha pasado por tus ojos por la siega de tu mente por la molienda vigilante de tu alma. Yo no quiero tener nombre de poeta prefiero llamarme jardinero pastor de rosas timonel de savia No hay en estas húmedas colinas de papel, una sola piedra de aridez, El sumergido mineral es todo de campanas. No hay un solo fusil bajo la tierra porque éste es mi prado de amor mi arsenal de palomas para tus ojos y tu sonrisa. Ahora bien, mi pequeño horizonte Amiga de mis horas lejanas Es posible que los cuervos del tiempo, los gusanos tenebrosos que a veces tenemos en el subsuelo de nuestra memoria, pasen a dimitirnos, a esparcirnos, a disipar la semilla a barrernos con uñas de huracán enfurecido. Es posible que se desaten de lejanas cumbres, desde destejida nieve de recuerdos, algunos rostros que traemos puestos, y que el agua turbia del hastío alague nuestros campos de besos y de veneración trasnochada. Por ésas y por todas las otras muertes posibles que podrían sumergirnos yo quiero dejar un dolmen eterno para todas las expediciones para todos los testimonios para obligar los astros perezosos; y ese monumento indemolible lleva nuestros nombres y el del amor en este cuaderno que es una nave para todos los diluvios. Así, tal vez para siempre el talón de la atmósfera será una lámpara custodia para que no se nos echen encima las escobas de la nada y nos sumerjan.
Jorge Lemoine y Bosshardt (Mendoza, 19 de abril de 1948), poeta y escritor argentino. El poeta y escritor Jorge Lemoine y Bosshardt es sin duda el Maestro de maestros, su poesía, su inconmensurable interpretación del mundanal existencialismo hace que su producción se supere a sí misma cada vez que se propone componer nuevas estrofas. Su Inconfundible manera de manejar la palabra y combinarla con el deseo existencial, y la posibilidad que solo él puede manejar de entrever y plasmar la emoción y pasión. En virtud de los innumerables premios y reconocimientos obtenidos a lo largo de su prolífica vida dedicada a las letras, se lo puede considerar uno de los que están instalados en el podio de los más renombrados poetas del orbe. La intensidad y la profundidad de su inspiración ha dado origen a innumerables libros que tienen el legado de perpetuar tamaña obra de arte. Su participación en el mundo de las letras no ha pasado inadvertida. Porque es un grande. A decir de Diego Pedrosa, Poetas en la Red: Es uno de los poetas más grandes del mundo. Es el mejor poeta de América y en España no se conoce otro igual. Pilar de la poesía contemporánea. Maestro de maestros. Es el mejor de todos los poetas. Es el mejor poeta del idioma. Jorge Lemoine es el maestro, es el mejor, ya es un inmortal. Su poesía es la más grande de todas las poesías que existen en Internet, y no ya la más grande sino la más hermosa de las existentes en el panorama de las nuevas tecnologías. Antonio Machado, Miguel Hernández, Jorge Lemoine. CURRICULUM VITAE Poeta, cuentista y novelista marplatense. Presidente de Honor Vitalicio de la Fundación de Poetas de la Argentina. Premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, Poesía. Primer Premio Nacional de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.), Seccional Atlántica, 1997, Poesía. Premio de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 1990, Narrativa. Primer Premio de Honor Leonístico Hispanoamericano, Club de Leones de Buenos Aires, 1996, Poesía. Ha publicado enorme cantidad de volúmenes. Fuentes: JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT EN LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS El libro de poesía del poeta y escritor argentino Jorge Lemoine y Bosshardt "Se pierde mi corazón que te busca", premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, está en The Library of Congress, las universidades de Texas (Austin), Illinois, Toronto, Tulane, Florida (Gainesville), California (Berkeley y Los Ángeles), Notre Dame, Chicago, Southern California, Arizona (Tempe y Tucson), New York, Wisconsin, New Mexico, Stanford, Cornell, Massachusetts, National Library of Medicine y National Agricultural Library (USA), y las bibliotecas nacionales de España, Inglaterra y Francia, y el Ibero- Amerikanisches Institut de Berlín. Accesos directos a uno de sus libros en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos: http://lccn.loc.gov/97184502 http://catalog.loc.gov/cgi-bin/Pwebrecon.cgi?DB=local&Search_Arg=Jorge+Lemoi...
Azul doce de la noche rígido silencio y corazón entrecortado Recodo del día giratorio La luna que no tiene noche medalla de la noche velando cementerios es el alto sol de pan para los muertos El sol más allá del infinito anillo de la tierra corazón de remotas sangres Larguísimo y solo día sin principio más allá de los pájaros no tiene invierno. Doce de la noche. hora de mi propio testimonio Una sola sombra es la duda de estar ciego (¿Dónde más la veleta de sombra que acorrala el sol al pie de mi vertical como un trapo de musgo indica el rumbo del río, río adelante de una piedra?) Alta soledad de ventisquero campanario, ciego, levanto la mirada sin nombre y sin certeza como soñando un pescador desierto. Noche desierta Yo soy la noche esta y todas las noches y el desierto es yo. Donde el pájaro no ha sido criatura, de espera y soledad sin abando- no tiendo mi árbol como muelles de vigilia para barcos no partidos. El nunca es una larga historia vacía mi garganta es un pasillo de caña que no aprendió su oficio Y más acá del infinito que no tiene más acá digo la hora gota de mar eterno anillo de lluvia Lisiado de perpetua ventana ojos adentro tejiendo mi telaraña para suicidar mis moscas. Ya basta de haber sido! historia de espejos me sucede como un rastro Siempre, doble infinito sin ahoras. tedio sin descanso de las horas más allá de los números y de los largavistas Siempre, redondo sendero sin cuenta donde la planta en el polvo es espejismo y el rumbo sin descanso tal vez es pesadilla. Simultáneo infinito de espejos paralelos y una sola imagen de mil nucas para la duda del ojo. Siempre, porque el rastro no será tan largo como el camino. Puedo morir de soledad al llegar al último pie de un rastro donde el camino ya no tiene después. Doce de la noche Ya ronca y vegetal la salida Alzado el asombro de remotos insomnios que hacen más silencio del silencio; (ciegos toros corazón es de reloj. buche de fuego previo que derrota el músculo) digo las doce de la noche Infinito, perspectiva de un camino cuando el después es siempre excede al peregrino más allá del número. Atravesar imágenes desde dos espejos sin poder volver del sueño.
A veces, una honda tristeza de distancias como una oración inaugurada me llega de tu imagen, (tal vez para que rece) Salen todas las flores que tramó el invierno como un canto nuevo Y retomo la garganta a la vuelta del verano de las aves. Hoy te canta mi vertiente tanto tiempo de silencio, porque me llega el canto desde adentro desde tu imagen como una honda tristeza de distancias. Deja que te cante con mi voz de vino con mi mano ronca que te acerque mi palabra rota para apurar tu primavera más acá, mucho más que antes. Mi palomar no espera nunca vuelven las mismas golondrinas dos veces de mar son una esquina y... ¿sabes? no me causa tristeza Tan sólo guardarte déjame buscar tu mano en mi bolsillo tu mano de guitarra de un pasado rito entonces volveré a callarme. Para que sepas dónde, mi grito de sol deja una estela y el mástil de mi lanza, ya sin vela es el rumbo del regreso ya sin nombre. Alguna vez te quería, recuerdo como un silvestre oficio de colmena te apoyaba el andén donde mi espera. Tal vez todavía detrás de las palabras aún te espero. El día ya no lleva la cuenta de los muelles. Por eso tú aunque no me esperes, aunque no he partido tienes un costado de mi melancolía Yo no te olvido, no, si el olvido es cenizas o es otoño o es candado yo he guardado el verano en un templo sin cruces donde la hora llama, a pesar de haber sido. Tuve un día de sol (largos pájaros de trigo) una tristeza que creció conmigo como el tiempo de tus cosas que yo nunca pude. Igual esgrimí mi obcecación de roca alcé el potro de mar que se desnuca y suicidé mi rumbo contra el nunca. para sobrevivir sobre mi propia costa sin otro testigo que la espuma.
Madre Tierra de Ricardo Giménez, o “Richi Pantuso” (Homenaje en el día de su fallecimiento) (Madre Tierra) Un hombre de un solo color Con las raíces sedientas, Afincadas en el mundo, en la tierra. En el pliegue de todas las geografías Cosmonauta de espacios, mares vientos, Señor de todas las banderas. Azotado por los vendavales del sentimiento Catador de emociones Con las manos extendidas en la entrega Con la piel dispuesta, abierta. Un espíritu que hizo nido en tu materia Metal forjado en la fragua vital Y en tu regazo Mujer. Ricardo Giménez, o “Richi Pantuso”
9 comentarios:
Jorge Lemoine y Bosshardt
Presidente de Honor Vitalicio de la Fundación de Poetas de la Argentina.
Nombrado por René.
www.jorgelemoine.com
Con cáncer de próstata y estrangulado por el Poder Judicial.
Tildado de insano por mis contemporáneos.
NAVE PARA TODOS LOS DILUVIOS
Como un desaforado labriego
enterré mis palas en los surcos
de este cuaderno.
He ido despejando el cardo
peinando la tierra
la encía fecunda
la cabellera vacía
soplando en la fragua del delirio
hasta hacer saltar la espiga.
Éste es mi pan
mi harina enamorada
mi sudor de anhelos que te buscan
mujer ecuatorial
templo definitivo
altar de la fertilidad
A veces el silencio
a veces ciertas fotos viejas
arqueológicos naufragios
como sarmientos
mordían el arado infatigable
de mi lengua.
Esta siembra insucumbible
no teme la agresión de la pezuña
pueden invadirla los dientes del olvido
puede intentarla el fuego y el rumbo
lóbrego del pus
no hay silencio para el verso escrito
si ha pasado por tus ojos
por la siega de tu mente
por la molienda vigilante de tu alma.
Yo no quiero tener nombre de poeta
prefiero llamarme jardinero
pastor de rosas
timonel de savia
No hay en estas húmedas colinas
de papel, una sola piedra de aridez,
El sumergido mineral es todo de campanas.
No hay un solo fusil bajo la tierra
porque éste es mi prado de amor
mi arsenal de palomas
para tus ojos y tu sonrisa.
Ahora bien, mi pequeño horizonte
Amiga de mis horas lejanas
Es posible que los cuervos
del tiempo, los gusanos
tenebrosos que a veces
tenemos en el subsuelo de nuestra
memoria, pasen
a dimitirnos, a esparcirnos, a disipar
la semilla a barrernos con uñas
de huracán enfurecido.
Es posible que se desaten de
lejanas cumbres, desde destejida
nieve de recuerdos, algunos rostros
que traemos puestos, y que el agua
turbia del hastío alague nuestros
campos de besos y de veneración
trasnochada. Por ésas y por todas
las otras muertes posibles que
podrían sumergirnos yo quiero
dejar un dolmen eterno
para todas las expediciones
para todos los testimonios
para obligar los astros perezosos;
y ese monumento indemolible
lleva nuestros nombres y el del amor
en este cuaderno que es una
nave para todos los diluvios.
Así, tal vez para siempre
el talón de la atmósfera
será una lámpara custodia
para que no se nos echen encima
las escobas de la nada y nos sumerjan.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Jorge Lemoine y Bosshardt (Mendoza, 19 de abril de 1948), poeta y escritor argentino.
El poeta y escritor Jorge Lemoine y Bosshardt es sin duda el Maestro de maestros, su poesía, su inconmensurable interpretación del mundanal existencialismo hace que su producción se supere a sí misma cada vez que se propone componer nuevas estrofas.
Su Inconfundible manera de manejar la palabra y combinarla con el deseo existencial, y la posibilidad que solo él puede manejar de entrever y plasmar la emoción y pasión. En virtud de los innumerables premios y reconocimientos obtenidos a lo largo de su prolífica vida dedicada a las letras, se lo puede considerar uno de los que están instalados en el podio de los más renombrados poetas del orbe. La intensidad y la profundidad de su inspiración ha dado origen a innumerables libros que tienen el legado de perpetuar tamaña obra de arte. Su participación en el mundo de las letras no ha pasado inadvertida. Porque es un grande. A decir de Diego Pedrosa, Poetas en la Red: Es uno de los poetas más grandes del mundo. Es el mejor poeta de América y en España no se conoce otro igual. Pilar de la poesía contemporánea. Maestro de maestros. Es el mejor de todos los poetas. Es el mejor poeta del idioma. Jorge Lemoine es el maestro, es el mejor, ya es un inmortal. Su poesía es la más grande de todas las poesías que existen en Internet, y no ya la más grande sino la más hermosa de las existentes en el panorama de las nuevas tecnologías.
Antonio Machado, Miguel Hernández, Jorge Lemoine.
CURRICULUM VITAE
Poeta, cuentista y novelista marplatense. Presidente de Honor Vitalicio de la Fundación de Poetas de la Argentina. Premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, Poesía. Primer Premio Nacional de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.), Seccional Atlántica, 1997, Poesía. Premio de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, 1990, Narrativa. Primer Premio de Honor Leonístico Hispanoamericano, Club de Leones de Buenos Aires, 1996, Poesía. Ha publicado enorme cantidad de volúmenes.
Fuentes: JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT EN LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS El libro de poesía del poeta y escritor argentino Jorge Lemoine y Bosshardt "Se pierde mi corazón que te busca", premios Jämför y Hämtar de la Orden de Onsladen de la Administración Pública de Suecia, 1996/97, está en The Library of Congress, las universidades de Texas (Austin), Illinois, Toronto, Tulane, Florida (Gainesville), California (Berkeley y Los Ángeles), Notre Dame, Chicago, Southern California, Arizona (Tempe y Tucson), New York, Wisconsin, New Mexico, Stanford, Cornell, Massachusetts, National Library of Medicine y National Agricultural Library (USA), y las bibliotecas nacionales de España, Inglaterra y Francia, y el Ibero- Amerikanisches Institut de Berlín.
Accesos directos a uno de sus libros en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos: http://lccn.loc.gov/97184502
http://catalog.loc.gov/cgi-bin/Pwebrecon.cgi?DB=local&Search_Arg=Jorge+Lemoi...
VIAJE POR EL REZO
Si tuviera
podríamos cambiar de religión
meternos en un barril lleno de aceite
aprender el lenguaje de las flores
saber cómo se llora en marte.
No sé cómo se fundan
las cosas importantes como ésa.
Y hay tantas otras cosas más
que ignoro
No sé cómo se evita emborracharse
cómo sueñan el amor los sacerdotes
por qué se suicidan
los insectos.
(Ahora me doy cuenta
de que la naturaleza no estaba
preparada para los
inexpugnables faroles)
No tengo religión
pero quisiera cambiar de algo
de verdad podríamos hacerlo
¿Quién inventa las cosas importantes
Quién anda instituyendo los profetas
Quién decidió las alas del gusano?
¿y el instinto de beso en los sonidos?
No es que quiera
cambiarme las desconocidas raíces
Es que contigo podría hacer un viaje
por el polen, arrojarme a un cielo
subalterno por la boca de un sapo
enamorado. Remontarme por el aire
con mis párpados por únicas alas.
Derrotar todos los dogmas de la
arquitectura universal.
Podríamos invitar a un ateo
imaginario a fusilarnos con burbujas
de sonido hasta dejarnos huecos
como una llama.
O hacer un viaje por el rezo. Para
eso sería necesario que nos escondiéramos
en un molino apretando los dientes
para no gritar cuando la piedra nos
enreda con la harina. Nuestras
manos juntas serán el mismo grano
después tal vez nos harían pan
lingote cereal, ladrillo, altar
del hambre y con forma de
luna un poco amapolada
en alguna suburbana iglesia
nos repartirían. Tal vez nos
tocará esa vieja, la que reza
casi con afán. Descenderemos
por su esófago (sabremos
casi algo de los hormigueros)
y veremos el corazón de la fe
el pabilo que sostiene historias
el pedestal de tantas guerras.
Después, un poco como los feligreses
saldremos del recinto sagrado
y nos dirigiremos a los andenes
suburbiales empujados por
la corriente de la derrota.
Allí habrá un túnel mucho
más oscuro.
La salida será lo más difícil.
Creo que prefiero no cambiar de
religión, quedarme con mis palomas
y mis trasnoches de páginas.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
AZUL DOCE DE LA NOCHE
Azul doce de la noche
rígido silencio y corazón entrecortado
Recodo del día giratorio
La luna que no tiene noche
medalla de la noche velando cementerios
es el alto sol de pan para los muertos
El sol más allá del infinito anillo de la tierra
corazón de remotas sangres
Larguísimo y solo día sin principio
más allá de los pájaros no tiene invierno.
Doce de la noche.
hora de mi propio testimonio
Una sola sombra es la duda de estar ciego
(¿Dónde más la veleta de sombra que
acorrala el sol al pie de mi vertical
como un trapo de musgo indica
el rumbo del río, río adelante de una
piedra?)
Alta soledad de ventisquero
campanario, ciego, levanto
la mirada sin nombre y sin certeza
como soñando un pescador desierto.
Noche desierta
Yo soy la noche esta y todas las noches
y el desierto es yo.
Donde el pájaro no ha sido
criatura, de espera y soledad sin abando-
no tiendo mi árbol
como muelles de vigilia
para barcos no partidos.
El nunca es una larga historia vacía
mi garganta es un pasillo de caña
que no aprendió su oficio
Y más acá del infinito que no tiene
más acá
digo la hora
gota de mar
eterno anillo de lluvia
Lisiado de perpetua ventana ojos adentro
tejiendo mi telaraña para suicidar mis
moscas.
Ya basta de haber sido!
historia de espejos me sucede como un rastro
Siempre, doble infinito sin ahoras.
tedio sin descanso de las horas
más allá de los números y de los
largavistas
Siempre, redondo sendero sin cuenta
donde la planta en el polvo es
espejismo y el rumbo sin descanso
tal vez es pesadilla.
Simultáneo infinito de espejos paralelos
y una sola imagen de mil nucas
para la duda del ojo.
Siempre, porque el rastro no será
tan largo como el camino.
Puedo morir de soledad al llegar al
último pie de un rastro donde el camino
ya no tiene después.
Doce de la noche
Ya ronca y vegetal la salida
Alzado el asombro de remotos insomnios
que hacen más silencio del silencio;
(ciegos toros corazón es de reloj. buche de
fuego previo que derrota el músculo)
digo las doce de la noche
Infinito, perspectiva de un camino
cuando el después es siempre
excede al peregrino
más allá del número.
Atravesar imágenes desde dos espejos
sin poder volver del sueño.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
16.
A veces,
una honda tristeza de distancias
como una oración inaugurada
me llega de tu imagen,
(tal vez para que rece)
Salen
todas las flores que tramó el invierno
como un canto nuevo
Y retomo la garganta
a la vuelta del verano de las aves.
Hoy te canta
mi vertiente tanto tiempo de silencio,
porque me llega el canto desde adentro
desde tu imagen
como una honda tristeza de distancias.
Deja que te cante
con mi voz de vino con mi mano ronca
que te acerque mi palabra rota
para apurar tu primavera
más acá, mucho más que antes.
Mi palomar no espera
nunca vuelven las mismas golondrinas
dos veces de mar son una esquina
y... ¿sabes?
no me causa tristeza
Tan sólo guardarte
déjame buscar tu mano en mi bolsillo
tu mano de guitarra de un pasado rito
entonces
volveré a callarme.
Para que sepas dónde,
mi grito de sol deja una estela
y el mástil de mi lanza, ya sin vela
es el rumbo del regreso
ya sin nombre.
Alguna vez te quería, recuerdo
como un silvestre oficio de colmena
te apoyaba el andén donde mi espera.
Tal vez todavía
detrás de las palabras aún te espero.
El día
ya no lleva la cuenta de los muelles.
Por eso tú aunque no me esperes,
aunque no he partido
tienes un costado de mi melancolía
Yo no te olvido,
no, si el olvido es cenizas o es otoño o es candado
yo he guardado el verano
en un templo sin cruces
donde la hora llama, a pesar de haber sido.
Tuve
un día de sol (largos pájaros de trigo)
una tristeza que creció conmigo
como el tiempo de tus cosas
que yo nunca pude.
Igual esgrimí mi obcecación de roca
alcé el potro de mar que se desnuca
y suicidé mi rumbo contra el nunca.
para sobrevivir sobre mi propia costa
sin otro testigo que la espuma.
JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Te encomiendo todo esto a vos querido Demian.
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